¡Nos encontramos gatitos ferales en la Ciudad de México!! ❤ 🐱 ❤

Fue la primera vez que visité el parque Lira, en la Ciudad de México. Me pareció un parque de lo más hermoso: lleno de áreas verdes, desniveles, empedrado y bien cuidado. Habíamos llegado hasta abajo y subíamos por uno de sus extremos cuando divisé a lo lejos tres gatitos. No era raro, pues los gatos son una especie doméstica que se reproduce con facilidad cuando viven en las calles. En general, los gatos de las calles son gatos que fueron abandonados por humanos intolerantes, y a falta de esterilización, los gatos se reproducen libremente. Sin protección y sin cuidados, estos gatos se multiplican hasta llegar a ser verdaderas plagas, causando estragos tanto en la ciudad como en los ecosistemas donde se asientan, pues a falta de comida, los gatos ferales suelen buscar en botes de basura y cazar especies endémicas. Por eso, al adoptar un gato, nos hacemos responsables de él durante toda su vida, y al esterilizarlo, estamos salvando a miles de gatitos que pudieron haber vivido-reproducido-y-muerto en las calles por crueldad, por enfermedades, por hambre, o por condiciones ambientales.

Cuando nos acercamos, nos percatamos que no eran solo tres gatitos. ¡Era toda una familia de gatos! Algunos hasta collar tenían, y aunque algunos se veían poquito flaquitos, en general se miraban bien. Eran aproximadamente 20 gatos. Unos corrían entre la maleza para escapar de nuestra mirada. Otros, escalaban los grandes y altos árboles, y otros fueron muy amigables, se veía que estaban acostumbrados a los buenos humanos. Divisé algunos platitos desechables con croquetas y algunos botes de plástico con agua amarilla. Varios de ellos todavía estaban comiendo. Nos quedamos ahí un buen rato a “llenarnos de gatos”, pues somos realmente fans de estos fantásticos animales, o como suele decir mi sobrino: de estos “animales espirituales”.

Al día siguiente los volvimos a visitar, llenándonos de amor. Había de muchos colores: grises, negros, calicós, atigrados, amarillos, tuxedos, pelo corto y pelo largo. Para el tercer día les llevamos 4 latitas de atún para repartirles y también les llevamos agua limpia. Los gatitos estaban realmente felices con este festín. Varios de los gatitos que se habían escabullido ante nuestra presencia el primer día, salieron y nos dieron una calurosa bienvenida, aceptando la ofrenda de paz. Varios de ellos se quedaron ahí con nosotros una vez que se terminó su almuerzo, frotándose contra nuestras piernas y dándonos amor. Nuestro corazón se apachurraba, pues veíamos que algunos de ellos sufrían de resfriados o de infecciones en los ojos. No sabíamos si alguien velaba por ellos o si solo estaban a merced de la caridad de un buen humano que a veces se acordaba de ellos y les llevaba comida.

Cuando nos estábamos yendo, nos topamos con dos chicas con uniformes del parque que se dirigían exactamente al sitio donde vivían nuestros amigos felinos. Llevaban bolsas de croquetas, latitas de comida, agua y varias cosas más. Las alcanzamos. Efectivamente, eran las hermosas almas caritativas que les llevaban de comer a los gatitos. Estuvimos platicando con ellas. Se trata de un programa de protección hacia estos gatitos que viven en cuatro zonas principales del parque. La mayoría están esterilizados con un programa especial que creó el parque junto con el gobierno, y ellas, como voluntarias, se ofrecen a ir diariamente a visitar a nuestros amigos gatos. Les llevan comida, reabastecen sus botes de agua poniéndoles un poco de cúrcuma -he ahí el por qué el color amarillo- para fortalecer sus sistemas inmunológicos, y les suministran y aplican medicina para sus infecciones y resfríos. Nos contaron también que los gatitos que tenían collar a penas habían sido abandonados en el parque por personas que sólo los “habían dejado ahí”. ¿Cómo puede ser eso? ¿Por qué los humanos somos tan INHUMANOS y abandonamos a un ser vivo así? ¿A caso ellos no sienten, no les duele nada, no se pueden enfermar, sentir tristes y desolados? A pesar de esta dolorosa noticia, nuestro corazón se alivió mucho al saber tan fabulosa noticia sobre el programa de protección y de esterilización de parte del parque.

Si te encuentras cerca de algún animalito, sea perro o gato o cualquier otro ser vivo que tenga necesidad, sé esa mano de ayuda. Sé esa alma caritativa, sé ese humano bueno en su vida y proveele de comida, agua y refugio. Si es que estás planeando tener un gato o un perro, adopta. No compres. Existen muchos refugios de animales a donde puedes acudir y hacer feliz a un ser. Esteriliza. No abandones. No olvides. No mates lentamente.
Nos fuimos felices y con el corazón lleno sabiendo que todos los gatitos del parque Lira estaban felices de haber tenido doble almuerzo aquél día… y claro, de saber que alguien vela por ellos. ❤